BELLA Y PERDIDA, por Àngel Martínez
BELLA Y PERDIDA
|
|||||||||
El compromiso del cine independiente con la cultura, suele llevar impresa una crítica a la situación social. Sus partidismos, sus fobias y el magnánimo control al que someten los paísesel arte, para que bailen al son de su música, y si no, que no baile nadie.
Es un viaje en el tiempo, un lapsus en la tediosa monotonía urbanita, un trayecto incierto, tanto, que sólo lo podía llevar a cabo un enfermo mental.
La excusa siempre es la misma, que Italia o España, no tienen dinero para sufragar la restauración y el mantenimiento de todo el arte que contienen, a lo largo de su geografía. En realidad es un cruel insulto a la memoria, a nuestros antepasados, es como si quisiesen seguir borrando la historia, y adaptándola a su falsa imagen. No hay dinero?Bastaría un solo año de gasto militar, para dejar relucientes y al día el patrimonio que nos ha dado una identidad, a los monumentos que llevan siglos observando como todo se transforma en banal y predecible. Su forma de presentar su film, ha sido la de un falso documental, con personas que interpretan a personas a que no quieren ser protagonistas, solo transcender como humanos. De una parte el bueno de Tommaso, que encuentra una cría de búfalo atado de las cuatro patas, sentenciado a muerte, lo rescata y alimenta. Había sido condenado a la pena capital, por haber nacido macho y no querer asumir los costes de engorde. La voz en off de Cardaccio (el búfalo) cargada de reflexiones a caballo entre el budismo y el comunismo, le dotan de una personalidad indiscutible,su opinión sobre el alma de los animales es tan pura como inocente, y sobre todo lógica. Los planos subjetivos Cardaccio, no consiguen menguar su expresión oral, aunque ese no fuese el propósito del realizador.
Una vez fallecido de un infarto Tommaso, un Puccinelli, medio oratese encarga de recoger el testigo y viaja por Italia, junto a su búfalo Cardaccio,para encontrarle un hogar y librarlo de su fatal destino, por hermosos parajes agrestes, dotada de una bella fotografía a cargo de Salvatore Landi, Pietro Marcello. En esta obra parece que el director les ha cedido la batuta a los locos, para que desde su perspectiva nos cuenten como está el mundo, al revés.
|